volvámonos medusas, ligosas, transparentes, ke nos rodeen los hipocampos al internarnos en la oscuridad profunda del mar, porke no nos basta la superficie, ni la espuma, ni la sal de la arena, siempre keremos ahogarnos, nos fundimos y no nos distinguimos, parecemos uno, nos envuelve la marea alta y al salir nos petrificamos y somos un rompeolas, largos, extensos, nos kedamos siempre a la orilla sosteniendo la fuerza de Neptuno ke jamás podrá contra nosotros, y solo llega hasta nuestros oídos el sonido del vaivén del mar.
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