viernes, 16 de mayo de 2014

cajita de pandora.

tengo la llave, lo sé, la única llave que entra en esa chapa de la caja que contiene tantas cosas, tantos tiempos, tantas risas y tantas noches. el carrusel nunca se detuvo y saltamos de caballito en caballito, con la música del mar de fondo, aunque nunca nos halla visto juntos, se ocultaron tantos soles y salieron tantas lunas, la lluvia inundó los puentes y yo perdí tantos paraguas que no me protegieron, los dejé tirados en el medio del camino cuando ya no servían y me fui saltando descalza por los charcos, se me escaparon un par de peces por los ojos por aquellos atardeceres de limón y sal que me llenaron el alma y que ya no tuve, al menos ya no en aquella montaña donde se escondían dos soles a las 3 de la tarde y las nubes tenían formas de hipopótamos. Me hiciste recordar cuando las cicatrices no se me habían llenado de tinta y a los relojes de arena no les daba vuelta tan seguido. Cuando no corría detrás de mi misma para alcanzarme y desempacar el equipaje que tenía de sobra y que tanto me ha costado soltar y sustituir por risas y algodones de colores. Cuando no estuviste me dio insomnio y me ponía las palmas de las manos sobre los párpados llenos de llagas que dejó el fuego que me empeñé en ver hasta llegar a las cenizas, y las alas se me escondieron un tiempo, ese tiempo en el que me volví desconocida y envejecí 327 años, ese tiempo que ahora va quedar encerrado, con esta llave que tengo en la mano y que he tenido todo este tiempo, que sólo vos me podías acordar que sirve para cerrar la cajita de pandora.